Nuevo paradigma de atención a las personas mayores

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¡El momento es ahora! La atención a las personas mayores requiere de un cambio de paradigma que supondrá una tranformación interna de los actuales servicios sociales y, al mismo tiempo, constituirá una oportunidad a diferentes niveles. La atención a la dependencia no puede esperar más y el sector es consciente de ello. Ha llegado el momento de dejar de hablar del modelo ACP  y empezar a actuar para ponerlo en práctica mediante estrategías, mnetodologías o recursos reales que posibiliten el cambio que éste propone.

Es lógico pensar que la pandemia desencadenada por la Covid-19 ha acentuado las fragilidades de nuestro sistema de atención a la dependencia y, en consecuencia, pone sobre la mesa un nuevo horizonte en el modelo de los cuidados en España. ¿Qué quieren las personas mayores? ¿Cómo escuchar sus necesidades y atenderlas de manera adecuada? ¿En qué debe consistir una atención de calidad? Estas son solo algunas de las incógnitas a las que un nuevo paradigma debe dar respuesta.

Siendo justos, reconozcamos que la pandemia no ha sido más que un acelerador de algo que ya se conocía desde hace tiempo. Este cambio de paradigma era ya una realidad antes de la pandemia, solo que ahora se ha convertido en una prioridad que debe ser atendida por las Administraciones y las entidades privadas de manera urgente. Hay mucho trabajo por hacer de cara a la implantación de un nuevo modelo de atención, ya que, el actual está muy arraigado en España.

Pero antes de continuar hablando desde un enfoque teórico e incidir en las bases del modelo propiamente dicho, es prioritario sentar las bases de qué implica el cuidado de una persona mayor o con dependencia y, ¿por qué no?, plantearse una evolución de la terminología que permita hablar de un sistema de apoyos y no tanto de un sistema de cuidados. Empecemos, por tanto, por el principio, por estructurar las herramientas y recursos indispensables para garantizar una buena atención.

EN TIEMPOS DE PANDEMIA

El Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs) sentó recientemente las bases de lo que desde la entidad denominan ‘La revolución de los cuidados’ en un foro acuñado como la primera Cumbre del Baby Boom, un encuentro que, en gran parte, analizó la relación existente entre el sistema sanitario y el de cuidados, una vez que podemos decir que la pandemia ha puesto en la cuerda floja la relación existente entre ambos.

“En realidad yo creo que la Covid-19 lo ha acelerado todo, sobre todo porque nos hemos dado cuenta de la imagen que la sociedad tiene de nosotros, aquellos que cuidamos de las personas envejecidas, de las arrugas, etcétera. La pandemia nos ha dejado ver que somos los últimos del sistema, y esto ha pasado y es una realidad. Con la pandemia hemos decidido que basta ya, que se acabó estar acomplejados, que debemos explicar lo que está pasando y por qué otros países invierten mucho más que España en sus políticas de atención a la dependencia. Hay que invertir más en dependencia y ello implica una coordinación sociosanitaria real y, por supuesto, más recursos para tener servicios profesionales de verdad”, destaca Cinta Pascual, presidenta del CEAPs, en una entrevista con entremayores.

La Covid-19 ha puesto sobre la mesa una realidad que había que asumir, y esta es que no se puede trabajar en pro de las personas pero sin contar con ellas. El modelo y la necesidad de cambio parte de la propia demanda. Y es que ya incluso antes del estallido de la crisis muchos profesioanles se hacían eco de la importancia de escuchar lo que quieren los mayores. La diferencia es que ahora, con la pandemia, las Administraciones han tenido que prestar atención y ser conscientes de la necesidad de escuchar. De esa escucha se ha gestado el Modelo Integral de Atención Centrada en la Persona y es, básicamente, donde nos tenemos que centrar.

MANOS A LA OBRA

Está claro el punto de vista unánime de los profesionales de llevar a cabo este viraje necesario pero para cualquier transformación, es indispensable una legislación que acompañe ese cambio y, por supuesto, el establecimiento de un precio justo que indique que por debajo del mismo no se puede trabajar. El propio secretario de Estado de Derechos Sociales, Ignacio Álvarez, hacía referencia recientemente –en un foro organizado por soziable.es–  a que “es urgente que las políticas públicas se centren en atender a los ciudadanos y fortalezcan un sistema mediante la dignidad, la individualidad o la autonomía”. Y precisamente el refuerzo de dichas políticas de apoyo a los más vulnerables y la transición social debe estar avalado por el esfuerzo económico.

Así, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia –financiado por los Fondos Next Generation– incluye, como ya anunció el Gobierno hace meses, un plan de choque para alcanzar lo que han denominado “una nueva economía de los cuidados, innovadora y centrada en la persona”, y que abarcaría cuestiones como la atención a las personas con dependencia, el apoyo a los cuidados de larga duración, la modernización de los servicios sociales y una apuesta por la accesibilidad tecnológica. “Las políticas públicas deben centrarse en atender a los ciudadanos; y la apuesta por la economía de los cuidados no es un gasto, es una inversión positiva para el desarrollo de nuestro tejido productivo”, sentenció Álvarez. “Las consecuencias de la pandemia nos deben servir de aprendizaje, dándole urgencia a las políticas públicas que palien las debilidades con valores como la dignidad, la autonomía, la participación y el reconocimiento de la individualidad, porque es prioritario transformar los fondos en hechos tangibles”, concluyó el secretario de Estado.

MÁS PROTAGONISMO PARA EL CUIDADOR

En lo que respecta a la forma, es decir, sobre cómo atender a una persona que necesita cuidados en su vida diaria, es unánime la importancia de situar a la persona en el centro, de escuchar qué quiere y que los profesionales sepan ajustarse a sus necesidades.

El modelo actual de asistencia a las personas mayores se centra en la parte asistencial, cubriendo sin duda las necesidades más básicas de la persona, pero no aborda tanto los aspectos emocionales del cuidador, ni de los mayores.

El futuro del cuidado de las personas mayores va a mejorar con un trato más humano en las relaciones.  Las personas debemos ser atendidas siendo entendidas y desde la comprensión de aquello que necesitamos y deseamos, y no solo desde la eficiencia de los sistemas de cuidado. Y esto implica reconocer que la mayoría de las personas queremos ser cuidadas en nuestros hogares, estando cerca de nuestros seres queridos. Un modelo así requiere reconocer, dignificar y apoyar con recursos a las personas cuidadoras no profesionales: esas madres, esposas, hijas, sobre todo, que se ocupan de cuidar a los familiares dependientes.

Empatía, respeto a sus derechos, a la intimidad, a la dignidad, dedicación, cariño… un sinfín de cualidades necesarias que no deben dejar de tener en consideración la formación y cualificación de todos los trabajadores del sector sociosanitario. Todavía hay un elevado número de profesionales de ayuda a domicilio que no poseen los certificados de profesionalidad oficiales. Un cuidador bien formado e informado será un garante de un servicio de éxito y sinónimo de tranquilidad y confianza para las familias. Gracias a dicha preparación, podrá estar más capacitado para ejercer la responsabilidad que su labor conlleva y hacer frente a los posibles problemas del día a día que puedan surgir.

DEL CUIDADO AL APOYO

La estela del modelo ACP apuesta, precisamente, por ubicar a las personas en el centro y, más allá, por darles ese empoderamiento y protagonismo que reclaman los mayores para decidir cómo desean ser atendidos. Por ello, los profesionales valoran positivamente esa posible evolución en cuanto a la terminología empleada para que pasemos a hablar de apoyos en lugar de cuidados.  El concepto de apoyo está más alineado con un proceso de acompañamiento que con el de prestación de servicios.

 

La filosofía entre cuidado y apoyo va encaminada al modelo de ACP, pues este no se basa en prestar cuidados, sino en ofrecer apoyos para que esa persona continúe en la vida.

 

La postura de pasar de hablar de cuidados para llamarlo apoyos sociosanitarios fortalece la idea de profesionalizar los cuidados. En este sentido, a priori, puede considerarse como positivo si se tienen claras las necesidades y esos apoyos son de verdad sociales y sanitarios. Sin embargo, no hay que confundir la profesionalidad con la falta de humanidad. Cuidar, cuidamos todos de una manera u otra. Dar apoyo sociosanitario,  no.

En todo caso, y nomenclaturas aparte, el sector no cesa en alzar la voz en pro de la protección de unos cuidados y atención a los mayores de calidad, en los que se tengan en cuenta sus derechos, su dignidad y sus preferencias. Es decir, que si existe tal cambio, que este se dé con los propios mayores de la mano, no sin escucharles. Y, como no podía ser de otra manera, reclamando de forma unánime la creación de una Convención Internacional por los Derechos de los Mayores.

 

APOYOS TECNOLOGICOS ACP

Tenemos una gran oportunidad por delante con la llegada de los fondos europeos para la recuperación económica del país, tras la crisis sanitaria. Esta inyección económica tiene que ir destinada a un cambio de paradigma, en el que las Administraciones desde un espíritu transformador tiene la resposanbilidad de traccionar proyectos que mejoren sus actuales servicios a través de la incorporaciones de las nuevas tecnologías.

  • Respeto a la individualidad y los derechos de las personas mayores y de su estilo de vida
  • Orientación hacia la intervención comunitaria en el entorno y el hogar de la personas.
  • Diseño de intervenciones orientadas a la prevención.
  • Apuesta por las nuevas tecnologías como herramientas que permitan el acceso a información hasta ahora no accesible, hacia el trato individualizado y la escalabilidad de los servicios que permita su sostenibilidad.

Todo ello para contar con un sistema de apoyos que se adapte a las necesidades de cada persona y que sea flexible, creando así una red y un tejido de apoyos que garantice la permanencia del mayor en su ámbito natural de convivencia el máximo tiempo posible.

Beprevent hace una propuesta disruptiva de cuidados a las personas mayores en el hogar que se basa en la singularidad de cada persona, en la prevención, las rutinas y las necesidades reales de éstas y de sus familias. Surge, por tanto, a través de un proceso de conocimiento y diseño que tiene en cuenta la historia previa, el contexto social, las aspiraciones y los deseos y miedos de los mayores.

Beprevent desarrolla una tecnología basada en el modelo de atención centrado en la personas ¿Quieres saber cómo? PINCHA AQUI

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