Servicios mínimos en la Ayuda a Domicilio

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En estas últimas semanas hemos visto como las Administraciones de diferentes localidades de nuestro país reducían a servicios mínimos la atención a domicilio que ofrecen de manera habitual como consecuencia de la pandemia por COVID-19. En un momento en que pedimos a la población que se mantenga en sus casas, que luchamos contra un virus que afecta en su mayoría a personas mayores y que llenamos las televisiones de mensajes que abogan por que el hogar es el lugar más seguro, no les ha quedado más remedio a las Administraciones que reducir los servicios que precisamente protegen a los mayores en el hogar. ¡Qué paradoja!

Esta situación de crisis ha obligado a que se tome una decisión, cuanto menos controvertida:  cancelar o reducir servicios de atención a domicilio que en diferentes normativas en todo el territorio nacional aparecen como garantizados para las personas y que señalan a las Administraciones Públicas como los responsables de garantizar dichos servicios. Son varias  las causas que las han llevado a tomar esta decisión: falta de EPIS , falta de personal por bajas asociadas a la pandemia, necesidad de reorganizar recursos, etc., pero quizás, detrás de estas causas circunstanciales exista alguna causa más. ¿Puede ser que el SAD se haya mantenido hasta ahora en un inestable equilibrio y que no esté preparado para atender a sus usuarios en situaciones eventuales? Quizá la respuesta esté en que lleva muchos años procrastinando a la hora de tomar decisiones respecto a diseñar nuevos modelos de atención con lo que trabajar o incluir recursos, como la tecnología, que sin duda hubieran ayudado y mucho en una situación como esta.

Centrándonos en el escenario planteado por el Covid-19, analicemos la situación para entender mejor qué ha ocurrido, qué consecuencias está teniendo para lo mayores y qué podríamos haber hecho. Veámoslo de una manera didáctica:

Establecemos como regla que 1 auxiliar de ayuda a domicilio atiende unos 3 servicios al día.

Esto implica que si por cualquier motivo (una huelga, una nevada copiosa, una avería en el coche o… una pandemia) ese profesional no puede acudir a trabajar a los domicilios tenemos dos posibles soluciones:

1.- Repartir a los usuarios no atendidos entre el resto de profesionales activos con los consiguientes inconvenientes de reestructuración del trabajo con poco margen de tiempo, sobrecarga de trabajo para algunos trabajadores, etc.

2.- Suspender el servicio para los usuarios con menor nivel de dependencia (grado 1), análisis de las necesidades del resto de usuarios para cubrir sólo las necesidades más básicas y reparto de la carga de manera equitativa. Esta situación, por un lado deja sin atención a los usuarios de menor necesidad y, por otro, reduce al mínimo los servicios para los más dependientes.

Esta última opción es la alternativa por la que han optado las Administraciones públicas en nuestro país en la situación actual de crisis por COVID-19. Pero lo cierto es que esta opción deja sin atención y desamparados a una gran mayoría de los usuarios. Además, el número de personas no atendidas aumenta exponencialmente conforme aumenta linealmente el número de profesionales que no pueden, sea por el motivo que sea, realizar su trabajo.

Pero ¿y si pudiéramos establecer un servicio mínimo que no se basara en la presencia del auxiliar en el domicilio? Eso es lo que permite Beprevent.

Beprevent no sustituye al profesional que realiza un cuidado (ni esperamos que la tecnología lo haga nunca), pero ofrece un servicio especialmente valioso:

Proporciona información acerca de las rutinas del usuario las 24 horas ofreciéndole a éste la seguridad de saberse protegido y, por otro lado, dotando a la empresa de una potente herramienta que le permite seguir atendiendo de manera remota a sus usuarios.  Además, conecta al usuario no sólo con la empresa que ofrece el servicio, sino que también lo hace con la familia para hacerla partícipe de la situación y reducir sus miedos y preocupaciones.

Beprevent ofrece un sinfín de posibilidades para el diseño de nuevos servicios y amplía la cobertura de atención para las empresas de Ayuda a Domicilio. Una de las posibilidades más interesantes que ofrece, especialmente en situaciones como la actual, es la opción de diseñar un servicio de atención remota que asegure el mantenimiento de unos servicios mínimos de atención en el hogar ante eventuales situaciones como:

Contingencias estructurales 

  • Situaciones de emergencia estructural: corte de carreteras, avería en medios de transporte, etc.
  • Situaciones de emergencia climatológica: lluvias, riadas, nevadas, etc.
  • Situaciones de insuficiencia presupuestaria
  • Limitaciones de acceso o de recursos por ubicación: zonas remotas (lugares inaccesibles), entorno rural
  • Cualquier otra circunstancia que pueda mermar en cantidad o calidad el servicio de ayuda a domicilio y que pueda dejar a los usuarios sin servicio
  • Etc.
Contingencias laborales

  • Insuficiencia de recursos humanos: escasez de candidatos
  • Ajuste de cuadrantes e incidencias diarias: bajas, reducciones de horarios, retrasos, ausencias no justificadas, etc.
  • Situaciones sociales extraordinarias: huelgas
  • Festividades: días no laborables sin servicio presencial
  • Etc.

 

Contingencias asociadas al usuario

  • Situaciones de emergencia sanitaria: pandemias (Covid-19), estacional (gripe), épocas de mayor sensibilidad para los mayores (verano: deshidratación; invierno: frío y aislamiento), etc.
  • Situaciones clínicas intrínsecas al usuario: fracturas, procesos agudos de salud, accidentes, procesos de recuperación, adherencia/seguimiento de  tratamientos, etc.
  • Cambios en la situación social: pérdida temporal o definitiva del cuidador principal, pérdida temporal o definitiva del apoyo familiar, etc.
  • Etc.

Beprevent permite al SAD reorganizar los recursos humanos de manera que atienda presencialmente a las personas usuarias de mayor necesidad y urgencia, mientras que al resto las supervisa y controla espaciando su cuidado presencial.

La situación creada por el Covid-19 nos ha dado la oportunidad de aprender para mejorar nuestros servicios para los mayores en el hogar. Si queremos tener un servicio SAD de calidad y garantizar su alcance en cualquier situación debemos innovar e incorporar los recursos que permitan ofrecer unos servicios mínimos que no dejen desamparados a los usuarios.

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